lunes, 12 de marzo de 2018

Otra muestra (repugnante) más de lo que es Podemos y de cuáles son sus prioridades en el caso de Gabriel Cruz

Es lo de siempre. Podemos es la esencia (y cumple con todos los imperativos) del marxismo cultural, que ha devenido en la división y conflicto social por la que las personas, no son responsables de sus actos, ni conscientes, y donde no se les juzga por lo que hacen sino por a qué grupo pertenece. Siguiendo la lucha de clases marxista, llevan dicha relación de opresor-oprimido (que se demostró erróneo y fracasó en el ámbito laboral, de ahí su extensión a cada ámbito) a todo ámbito, entre los que se incluyen el género y la raza. 


Este pensamiento colectivista conlleva que todo pertenenciente a cierto grupo (sustituyendo a clase en el marxismo, y en este caso el hombre o los blancos) son explotadores, culpables por el hecho de pertenecer a dicho grupo. 

El suceso no importa, la responsabilidad y los actos no importan y no son considerados por lo que son, sino por quién los comete. Si los comete un blanco o un hombre será culpable (explotador). Si los comete otro grupo (el grupo débil en su relato, el oprimido) será inocente, será la victima y sus razones tendrá para actuar así. No será culpa suya, sino del opresor o de "la sociedad" que le ha llevado a actuar así. 

Así, no importa que en este caso (y hasta donde se sabe hoy) una mujer negra asesine a un niño inocente de ocho años, lo tire a un pozo y 10 días después saque al cadáver en descomposición para meterlo en el maletero de su coche y se lo lleve lejos para hacerlo desaparecer. 

Para Podemos, la asesina es una victima y en absoluto responsable de sus actos. Y todo el que diga lo contrario es una "horda fascista" que la condenan no por sus aberrantes actos, sino por ser mujer y "de color" como le llaman. No es algo excepcional, lo vemos cada día, con todo tipo de terroristas (ETA, islamistas...) o dictadores de su causa (victimas en este caso de Occidente, el capitalismo y cualquier comodín que a uno se le ocurra). 



El marxismo ha impregnado todas las esferas de la vida, politizando todo con un claro interés: Crear división, acabar con el sistema y todo lo que le es relacionado (instituciones, tradiciones...) e imponer el socialismo mediante la propaganda de las ideas, y la guerra ideológica (y por ello es tan importante el control mediático, político, religioso, empresarial y educativo). No por otra cosa hacia ello van dirigidas todas sus intenciones, siguiendo las ideas de su referente Antonio Gramsci, que difería con Marx dado el rotundo fracaso que les supuso a los comunistas el uso de la violencia y las armas en el mundo democrático para hacerse con el poder.

Así, establecía que tenían que hacerse con el poder desde dentro del sistema, cambiando las ideas de la gente para atraerlas por medio de la propaganda y la hegemonía cultural. Así eran fundamentales en primera instancia sus brazos sindicales para infiltrarse e ir haciéndose con el poder en la educación, medios y empresas, o mediante la "Teología de la Liberación" en la religión, que tanto daño ha hecho en Sudamérica. La victoria de las ideas y su extensión por la sociedad les llevaría al poder político, para poder así aumentar (y mantener) su poder y coerción sobre la sociedad haciendo a la sociedad a su gusto a través de la ingeniería social (y ahí cobraba enorme importancia el instrumento de la nacionalización de medios de comunicación, la educación, las empresas o de su sometimiento indirecto vía regulaciones, impuestos, intromisión vía legislación...) .



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