martes, 18 de abril de 2017

¿Quieren crecer más? Bajen los impuestos a las empresas

Carlos Montero se hace eco de la reflexión de Luís Pazos sobre la problemática que suponen los impuestos empresariales al crecimiento económico. 


En otras ocasiones les he hablado en estas páginas de los negativos factores estructurales que están provocando que Europa tenga un futuro económico de largo plazo cuanto menos incierto. El envejecimiento de su población, el incremento de las medidas proteccionistas en diferentes ámbitos, el aumento de la tasa estructural de desempleo, la caída de la renta disponible, la automatización, son elementos relevantes, entre otros, a la hora de explicar porque ha caído la tasa de crecimiento potencial de esta región.
Hoy les hablaré de otro factor esencial desde mi punto de vista que explica la pérdida de impulso de la mayoría de las economías europeas: El régimen impositivo a las sociedades.
Para ello comentaré una interesante reflexión del economista Luis Pazos que resume con certeza la actual problemática sobre este hecho. Veamos:
Hay varios factores que influyen en el crecimiento económico de un país: seguridad jurídica, paz, facilidad para abrir un negocio, libertad de precios, estabilidad cambiaria, respeto a la propiedad, entre otros. Pero si partimos del supuesto que esos factores permanecen constantes, el factor determinante del crecimiento es la carga fiscal al sector productivo.
La evidencia empírica en las últimas décadas nos enseña que “ceteris paribus”, sin que otras condiciones cambien, impuestos más altos a productores, menor crecimiento económico y a menores impuestos mayor crecimiento económico.
El antecedente inmediato del crecimiento económico es la inversión, que se nutre de las ganancias de las empresas, de donde también se alimentan los impuestos. Si las ganancias brutas de una empresa representan un 20% de sus ingresos y paga de impuestos la mitad, solo podrá utilizar la mitad restante para invertir. Entre más impuestos, menos recursos disponibles para ampliar empresas, crear empleos y modernizar  maquinaria.
El factor determinante del éxito económico de Singapur son los bajos impuestos a las empresas, 17%, casi la mitad de las tasas que predominan en Europa. En ese continente el país que más  creció en los últimos años es Irlanda. En 2015 alcanzó el mayor crecimiento en el mundo: 7.8%, debido a un impuesto a las empresas del 12.5%.
El país con mayor crecimiento en América en las últimas cuatro décadas es Chile, con un impuesto del 20% a las empresas, hasta que la presidenta socialista Bachelet subió ese impuesto, y cayó el crecimiento.
En el Reino Unido, el gobierno británico redujo gradualmente los impuestos a las empresas de un 28% en 2010 a un 20% en 2016 y la recaudación fiscal aumentó en casi 30%.
Hay suficientes ejemplos en todo el mundo para demostrar que a menores impuestos, mayor crecimiento económico. Pero es difícil bajar impuestos si el gobierno no está dispuesto a reducir sus gastos para evitar a corto plazo más déficit, deuda pública o  inflación, que es un impuesto disfrazado.

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