jueves, 27 de abril de 2017

La ONU admite que la desigualdad relativa se está reduciendo a nivel global

El último informe global de la ONU muestra cómo la desigualdad relativa en el mundo se ha reducido apreciablemente en las últimas décadas. Y esto considerando la variable renta. 
Si atendemos a otras variables esenciales, tales como la mortalidad infantil, la educación, la esperanza de vida, la desnutrición, la brecha digital (internet...), la desigualdad ha caído drásticamente, " al contrario de lo sostienen las voces más pesimistas que abordan el debate de la desigualdad".

Artículo de Libre Mercado: 
Niños africanos jugando al fútbol | Pixabay/CC/kristi611
Naciones Unidas viene de publicar un informe titulado Desarrollo para todos. El trabajo dedica numerosas páginas a reflexionar sobre la desigualdad, partiendo de la base de que debemos diferenciar entre dos grandes tipos de diferencias: las absolutas y las relativas.
¿A qué se refiere la ONU con esta proclamación? Pensemos en dos personas residentes en dos países. En el primero, la renta per cápita ha pasado de 1 a 10 dólares diarios. En el segundo, el aumento ha sido de 8 a 80 dólares por jornada. El primero sigue teniendo 10 veces menos renta que el segundo, de manera que no se ha dado ningún cambio en la desigualdad relativa. Sin embargo, lo que sí hemos vivido es un aumento de la desigualdad absoluta, que antes era de 7 dólares y ahora es de 72 dólares.
En clave global, la ONU apunta que la desigualdad absoluta ha crecido. Sin embargo, el informe apunta que la desigualdad relativa está bajando a pasos agigantados. Así lo refleja el Índice Gini, que otorga entre 0 y 1 punto, dependiendo de si hablamos de una nula desigualdad o de una máxima desigualdad. Según este indicador, la desigualdad mundial era de 0,75 puntos en 1975 pero ahora se acerca al umbral de los 0,60 puntos.
Desigualdad-Mundial.jpg
En consecuencia, el documento de la ONU reconoce que "la subida de los ingresos en clave mundial ha supuesto un descenso de la desigualdad relativa, a raíz de una convergencia en la renta de los países desarrollados y de los países emergentes". De manera que la distribución del ingreso medio está evolucionando hacia un paradigma más igualitario, en términos de desigualdad relativa.
Pero, como explica Chelsea Follett en la revista CapX, "no todas las desigualdades se miden apelando al dinero. Veamos, por ejemplo, la esperanza de vida. El diferencial entre América del Norte y África en 1960 era de 29 años, pero en 2015 había caído a 18 años. Otro ejemplo lo tenemos en la mortalidad infantil. En 1960 morían 118 niños africanos por cada niño fallecido en América del Norte, pero esa ratio es hoy de 43/1. En cuanto a la desnutrición, vemos que prácticamente ha desaparecido en América del Norte, pero también comprobamos que ha pasado de afectar al 30 por ciento de la población africana en 1990 a tener una incidencia inferior al 20 por ciento en 2015. Y si nos fijamos en la educación, el número medio de años de escolarización en Estados Unidos ha pasado de ser entre siete y ocho años inferior a las cifras registradas en China e India a moverse entre cinco y seis años por delante de los números observados en ambos países asiáticos. Finalmente, en cuanto a la brecha digital, conviene recordar que la diferencia en el acceso a internet entre Estados Unidos y China era del 43 por ciento en el año 2000 pero ha bajado al 24 por ciento en la actualidad".
De manera que no solamente hay una convergencia de renta, sino que también hay un diferencial decreciente en indicadores de salud, educación y calidad de vida, al contrario de lo sostienen las voces más pesimistas que abordan el debate de la desigualdad.

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